Haciendo caso omiso a las más de 40.000 alegaciones y a las casi 200.000 firmas recibidas, finalmente el viernes 9 de octubre se publicó el Real Decreto de autoconsumo, el también conocido como impuesto al sol. En aras de la supuesta sostenibilidad del sistema, se regula así un mercado al parecer liberalizado sólo para unos pocos y se desaprovecha la posibilidad de mejorar la competitividad de las pymes españolas, de reducir nuestra enorme dependencia energética, de colaborar con los compromisos medioambientales para el año 2020 y de apostar por una tecnología de generación eléctrica que es la que más empleo crea.
Si bien es cierto que el Real Decreto ha sufrido algunas pequeñas modificaciones desde el último borrador de finales de julio, éstas tienen un carácter más electoralista que práctico. Una de las más anunciadas es que el impuesto al sol se ha suprimido para consumos inferiores a 10kW, o lo que es lo mismo, en el ámbito doméstico. Continuar leyendo