Decía Sun Tzu , comandante militar chino que vivió quinientos años antes de Cristo: “Si conoces al enemigo y te conoces a ti mismo, no deberás temer el resultado de cien batallas. Si te conoces a ti mismo, pero no al enemigo, por cada victoria lograda también sufrirás una derrota. Si no conoces ni al enemigo ni a ti mismo, sucumbirás en todas las batallas”.
Conocer al enemigo implica, en el mundo empresarial, conocer bien a los competidores, sus productos y servicios, sus clientes, sus estrategias de crecimiento o de implantación en nuevos mercados, con quién colaboran, en qué foros está presente, en qué está invirtiendo, qué patentan, etc. Si conocemos bien a nuestros competidores y además conocemos bien nuestras capacidades, estaremos en buena posición para elaborar nuestra estrategia. Al menos, tendremos información para discernir dónde está (o dónde nos gustaría que estuviera) nuestra diferenciación y valor añadido con respecto a nuestra competencia. Continuar leyendo