Hoy en día hay millones de personas en todo el mundo con movilidad reducida o deteriorada tras haber sufrido una hemorragia cerebral o ictus. Esto representa un serio desafío para la sociedad debido a la falta de una respuesta tecnológica adecuada.
Los pacientes necesitan dispositivos de asistencia que sean confiables, multifuncionales, adaptativos e interactivos, es decir, inteligentes. Si dirigimos la inteligencia artificial hacia el humano, seremos nosotros mismos los que podamos controlar dispositivos de asistencia o rehabilitación como robots, exoesqueletos o sillas de ruedas. Continuar leyendo