En los últimos años es innegable la irrupción de Inteligencia Artificial en nuestras vidas, trascendiendo más allá del ámbito académico e investigador de sus orígenes. Somos testigos, cada vez con mayor frecuencia, de los éxitos y casos de uso de la provisión de inteligencia, capacidad de aprendizaje, razonamiento y autonomía en los sistemas y procesos existentes en sectores de actividad de muy diversa índole.
La progresiva mayor madurez digital de los ecosistemas industriales, y el desarrollo de nuevas tecnologías de ingesta y consumo de grandes cantidades de datos (Big Data), han permitido que los modelos de Inteligencia Artificial dispongan de un sustrato de información de una riqueza y diversidad sin precedentes. Continuar leyendo